Unas velocidades de explotación de hasta 350 km/h exigen una geometría de vía perfecta. Esto implica que la superestructura debe tener una precisión absoluta. Las altas velocidades requieren radios largos en curvas y desvíos, fuerzas de tracción muy elevadas en la catenaria y, además, provocan el vuelo o levantamiento del balasto por las turbulencias. En consecuencia, las máquinas de vía tienen que contar con determinadas características: un tratamiento cuidadoso de los materiales, tiempos de configuración cortos, medidas contra el ruido, tecnología de cadena de montaje, bateo de traviesas múltiples con avance continuo, estabilización dinámica, así como tecnologías de medición precisas referenciadas a puntos fijos. Para el mantenimiento no suelen quedar más que ventanas temporales de pocas horas durante la noche. Inmediatamente después de los trabajos, la vía se tiene que entregar en plenas condiciones de servicio.